Cáncer de Piel: Prevención y protección, claves para evitarlo
Con la llegada del verano y el calor incrementamos las actividades al aire libre, disfrutamos del buen tiempo y de la playa. Asimismo, cambiamos nuestra forma de vestir exponiendo nuestra piel al sol de una forma más extensa que en otras épocas del año.
La exposición a los rayos solares puede ser beneficiosa si se hace con mesura y control para contribuir a obtener las dosis recomendadas de vitamina D. No obstante, no debemos olvidar que las exposiciones prolongadas a las radiaciones ultravioleta (UV) pueden causar quemaduras graves e incrementar de manera notable el riesgo de desarrollar un cáncer de piel.
Cualquier persona con antecedentes de exposición excesiva al sol puede desarrollar cáncer de piel, en especial las personas de piel y ojos claros y las de cabello rubio o pelirrojo. Por ello es importante realizar una correcta prevención y protección de la piel y los ojos, sobre todo en los meses de mayor radiación solar.
La piel tiene memoria y los daños producidos en las células de la piel son acumulativos, por lo que es imprescindible que la protejamos desde los primeros años de la vida. A pesar de que la mayoría de los casos de cáncer de piel se manifiestan en la edad adulta, la prevención durante las etapas de la infancia y la adolescencia es esencial, ya que se considera que la mayoría de los casos de cáncer de piel se podrían evitar haciendo una correcta protección, evitando la exposición solar excesiva y las quemaduras solares, especialmente en estas etapas.
Para hacer una correcta prevención es importante seguir las siguientes rutinas de protección:
- Limitar el tiempo de exposición al sol. En primavera y verano son suficientes de 10 a 20 minutos para mantener niveles adecuados de vitamina D*.
- Evitar la exposición solar durante las horas centrales del día (11h. a 18 h.), periodo en el cual la intensidad de rayos UV es más elevada.
- Aplicar protector solar SPF 50, de forma consciente y cuidadosa, y repetir la aplicación periódicamente.
- Los bebés de menos de 6 meses no deben estar expuestos al sol directamente, aunque les apliquemos protección solar.
- Utilizar indumentaria y accesorios como protección frente a la radiación UV como gafas de sol, sombreros, camisas de manga larga, pantalones largos…
Protectores solares
Existen diferentes tipos de protectores solares, en función del factor de protección o SPF. El SPF nos indica el nivel de protección frente los rayos UVB, que son los principales causantes de las lesiones en la piel. Ningún protector solar ofrece una protección absoluta y, por tanto, debemos aplicar el más adecuado en función del tipo de piel y el tiempo de exposición al sol.
Es importante utilizar protectores de como mínimo un SPF 50, ya que estos filtran aproximadamente el 98% de los rayos UVB. Los protectores solares con SPF 50+ filtran alrededor del 99% aproximadamente**.
Los mejores protectores solares son los llamados de amplio espectro, que filtran tanto los rayos UVB como los UVA, los cuales también contribuyen al desarrollo del cáncer de piel y su prematuro envejecimiento.
Es fundamental aplicar las pautas de prevención incluso en días nublados o con viento, ya que, a pesar de que desciende la sensación de calor, la intensidad de los rayos UV sigue siendo elevada.
Dentro del agua, los rayos UV pueden ser incluso más dañinos, puesto que las gotas hacen un efecto lupa sobre la piel, incrementando el riesgo de quemaduras. Además, los protectores solares pueden perder efectividad en contacto con el agua, incluso los etiquetados como “waterproof”, por ello es aconsejable secarse al salir del agua y renovar la aplicación del mismo.
Durante los meses de baja intensidad de rayos UV (en otoño e invierno), debemos seguir protegiendo nuestra piel, en especial aquellas partes del cuerpo que están permanentemente expuestas al sol, como la cara o las manos.
Por otro lado, debemos recordar que la exposición intensiva a lámparas de bronceado puede tener los mismos o incluso superiores efectos negativos que la exposición solar directa, ya que estas también emiten rayos UV.
Asimismo, es recomendable realizar autoexploraciones periódicas de la piel y los ojos y acudir al especialista regularmente y en caso de sospecha.